viernes, 1 de abril de 2011

Russ

¿Quién es esta mujer pequeña, de palabras escrutadas, rostro límpido y brillante?
Sé que trae en sus genes la memoria de antepasados disidentes que llegaron por mar al nuevo mundo. Aquí, en esta tierra semiárida estiraron sus raíces y dejaron caer sus semillas dando origen a una casta de colores y sabores ricamente mixturados. De ahí germinó. Una mañana de diciembre, un capullo un poco más pequeño que los demás empezó a vibrar tímidamente hasta desprenderse de su primera capa, aquella gruesa tela que le protegió de la intemperie lluviosa y fría se abría para recibir al sol del solsticio. Luego aparecieron las capas de colores, combinadas y diseñadas, se empezaron a alivianar con soltura dejando ver el esponjado de los pétalos en su interior, soltando de a poco el aroma de la flor celosamente guardada.
A medida que las capas del capullo y los pétalos cedieron, apareció una pequeña niña, de rizos color almibar y sonrisa justa. Le dieron una consigna mágica y para ello se hizo de herramientas poderosas. Aprendió el oficio con prolijidad, con su mirada atenta leyó aquello que no estaba escrito y percibió lo que las palabras escondían, tradujo la magia y al fin, la conviertió en un cuento.